27 junio 2006

La Naranja Mecánica

«LA NARANJA MECÁNICA», Anthony Burgess
GUÍA DE LECTURA

1. No olvide revisar permanentemente el glosario del léxico nadsat.
2. Revise la estructura de la obra: partes y capítulos (problematícelas para dar propósito a su lectura). Ponga especial atención a lo planteado en la introducción.
3. Caracterice al protagonista señalando pensamientos, sentimientos, actitudes, conductas, formas de relacionarse con los demás, estética. Ponga especial atención a los cambios que observe en él al inicio, durante y al final de la historia.
4. Haga un listado de los personajes señalando nombres, características (manera de pensar, sentimientos, actitudes, y conductas), relación que mantienen con el protagonista y la participación que les cabe en la historia.
5. Identifique unidades temáticas (un acontecimiento o una unidad de tiempo) y descríbalas señalando personajes, opiniones, actitudes o acciones de éstos, situaciones y relevancia del suceso en lo que vendrá o su relación con sucesos anteriores.
6. Ponga especial atención a la Técnica de Ludovico y al conflicto político presente en el relato, refiérase a los protagonistas (personas y/o instituciones), sus planteamientos, sus intereses y sus acciones.
7. Reflexione y asuma posición: ¿Aplicaría usted la Técnica de Ludovico a alguien? Señale circunstancias e indique sus razones. Ilustre con ejemplos.
8. Analice el fenómeno de la Cultura Urbana Juvenil (Tribus Urbanas) en la sociedad contemporánea a la luz del caso de Alex y su grupo. Ponga especial atención a la dimensión espacial (demarcación de territorios como propios y reconocimiento de territorios ajenos), a la dimensión temporal (lo cotidiano/lo excepcional), a la dimensión estética (peinados, vestimentas, maquillajes, música, accesorios), a la dimensión teórica (maneras de pensar, visiones de la sociedad y sus instituciones, visiones de sí mismos), a las formas de comunicación en cuanto elementos de identidad y de diferenciación. Ilustre con ejemplos.
9. Analice el fenómeno de la violencia urbana juvenil indicando causas (personales, grupales y sociales) y consecuencias (para los jóvenes y para la sociedad). Plantee algunas vías de solución al fenómeno analizado. Ilustre con ejemplos.
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ALGUNAS AYUDAS
La pregunta que plantea este libro, una de las obras fundamentales en la literatura del siglo XX, no debería ser la más obvia, la que aparece en la superficie del texto: "¿Es el hombre un ser violento?", sino: "¿Es la sociedad violenta con sus miembros?".
Porque La naranja mecánica trata principalmente de la libertad del individuo contrapuesta al bien del colectivo, o más bien se plantea hasta qué punto es legítimo que el colectivo, a través de sus representantes (¿o son los representantes los que deciden en última instancia por el colectivo?), destruya al individuo en función del interés general.
Aquí podríamos insertar el comentario de que el libro no ha perdido interés y que explora un tema de rabiosa actualidad. Eso es innecesario y superfluo: se trata de un tema universal; como tal, La naranja mecánica se puede calificar como obra imperecedera.
¿Quién hay que no conozca el argumento de la obra del músico y escritor Anthony Burgess, a través de la mítica película de Stanley Kubrick? Parece ser que el que suscribe estas líneas y pocos más. Esto permite abordar el argumento distanciándose de la violencia explícita de las imágenes y centrándose en el transfondo de la novela.
¿Por qué, a pesar de ser pieza fundamental, no es la violencia de Alex, el nadsat protagonista (no de Álex, el crítico ya no tan adolescente), tan atractiva y tan repulsiva a los ojos occidentales, el eje central de la narración? Porque Burgess (y así lo aclara en la introducción) pone en manos (y boca) del adolescente y su panda de drugos una forma de entender la diversión que no está viciada por el moralismo monoteísta. La crueldad, tan común en el ser humano desde sus primeros estadios, aparece como una fórmula más a escoger para su esparcimiento; una opción válida según los cánones aprehendidos del entorno hiperindividualista y desestructurado en el que viven, donde otras preocupaciones (vivienda, trabajo, dinero) priman sobre una familia y una educación decadentes o inexistentes, incapaz de atajar los instintos agresivos en sus primeras manifestaciones.
Juventud y violencia: rasgos reconocibles, lugares comunes muy visitados en nuestra sociedad. Como ven, la realidad no anda demasiado lejos.
Burgess habla en la introducción de elección moral, de esa libertad primigenia del ser humano que lo distingue de las bestias: la capacidad de percibir, razonar y decidir sobre sí mismo, sus acciones y su futuro. Alex es eminentemente un ser libre y como tal se expresa, rasreceando lo que hay a su alrededor en el puro ejercicio de su libre albedrío. Destrucción, pero también creación: los más débiles deben sucumbir para que los más fuertes vivan; o Alex es capaz de violar a dos niñas tontas que no entienden lo sublime de la música de Beethoven (¡por el gran Bogo!, que diría Alex).
Cuando Alex comete un crimen (es decir, cuando el Estado tutelar establece que ha rebasado el límite impuesto por el colectivo al que representa) su libertad se ve brutalmente amputada. No sólo eso, sino también su identidad (ahora será el recluso 6655321, un golpe de efecto algo burdo pero efectivo por parte del autor) y, posteriormente, su capacidad de decidir: es condicionado para rechazar cualquier forma de violencia, una suerte de "naranja mecánica" incapaz de manifestar su condición humana. Ya no puede escoger entre el bien y el mal, algo que Bogo (o Dios) reprobaría ("Quizás el hombre que elige el mal es en cierto modo mejor que aquél a quien se le impone el bien", según el capellán de la prisión en que es internado Alex).
Así volvemos a la pregunta planteada al principio: ¿es la sociedad violenta con sus miembros? ¿Justifica el bien de la sociedad la violencia de Estado? En palabras del responsable de la técnica empleada sobre el nadsat: "No nos interesan los motivos, la ética superior. Sólo queremos eliminar el delito...". La observación del Ministro del Interior es harto indicativa: "Y aliviar la espantosa congestión de las prisiones". Lo que conduce, inevitablemente, a la legitimidad del Estado como representante del colectivo. Aunque este punto no centra el interés del autor, sobre el que pasa de puntillas.
La necesidad de recuperar su humanidad, y a partir de ahí ser libre para escoger libremente, serán las bases del desenlace, en el que un Alex abocado a la madurez contempla su pasado con una mirada crítica y sabia. Llega la hora de decidir, y de decidir correctamente. El camino es lo de menos, lo importante es que uno mismo conduzca sus pasos por el camino que quiere la voluntad.
Esta obra, que en manos de un autor con menos talento hubiese dado lugar a un texto zafio cuyos objetivos hubieran quedado diluidos por los golpes de efecto, la narra hábilmente un Alex vital y desmedido, imprimiendo a La naranja mecánica cotas de verosimilitud raramente leídas en primera persona. Por otra parte, el uso de la jerga nadsat, creada por Burgess mezclando el habla coloquial de los jóvenes rusos con el dialecto cockney londinense, es un hallazgo usado con inteligencia y mesura, que otorga la identificación de Alex a un grupo del que nos excluye, habladores del lenguaje estándar, no nadsat. Descubrimos que su voz es la adecuada como canal de expresión de las inquietudes de Burgess, pues nos hace saltar al otro lado, al lado del que sufre en sus carnes el Estado todopoderoso, en el que su estructura sirve para aplastar al que no encaja en él. Aunque sea porque es un criminal.
Un libro realmente joroschó, que no pueden dejar de leer. (Álex Vidal)
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Sugerencias para una lectura desde la problemática de la violencia
Natalia Fattore
¿Cómo puede evitarse la violencia? ¿Puede "corregirse" a un violento? ¿Cuáles son los medios que se utilizan para convertir a un violento en un ser "apto" para una vida en sociedad? La naranja mecánica rodea estos interrogantes y aproxima algunas respuestas.
Filmada en 1971, la historia se desarrolla en un mundo futuro; un espacio y un tiempo, sin embargo, bastantes más cercanos al nuestro de lo que a primera vista puede parecernos. Una Gran Bretaña en estado de decadencia, caracterizada por la falta de ley y de orden, por la ultra-violencia de un grupo de "drugos"[1] , liderados por Alex De Large, que se drogan, violan, matan y roban, como forma de entretenimiento.[2] Me interesa recorrer las escenas del film a partir de una pregunta cuasi- pedagógica. Sabemos que la pedagogía se construyó históricamente alrededor de la idea de corrección, de normalización, de domesticación de los cuerpos y de las almas. La pedagogía -especie de ortopedia moral y física- estuvo siempre vinculada a la voluntad de modelar al bárbaro, al salvaje, al inadaptado. El término "adaptación" es en este sentido parte constitutiva del terreno tanto de la política como de la pedagogía, ya que apunta a la posibilidad de la convivencia entre los hombres. ¿Es posible la existencia de la sociedad sin "adaptación" de los hombres a cierto marco común? ¿Es posible la sociedad sin el abandono y la represión de nuestros instintos más básicos? ¿No es de lo que se ha ocupado, durante los últimos siglos la educación?.[3]Es entonces entendiendo lo "pedagógico" en este sentido que podríamos preguntarnos ¿cómo se domestica a un violento?, lo que no sería otra cosa que decir ¿cómo se lo hace "apto" o cómo se lo "adapta" para la vida social?
La primer respuesta que nos ofrece el film es para nosotros conocida: el encierro como forma de producción y disciplinamiento de conciencias. Un extraño consejero post-correctivo, -con apariencia de educador moderno-, un sacerdote, la policía, el gobierno. No son otra cosa que los "verdugos de la modernidad", como los llamaba Michel Foucault, aquellos que "por su sola presencia junto al condenado cantan a la justicia la alabanza de que aquella tiene necesidad: le garantizan que el cuerpo y el dolor no son los objetivos últimos de su acción punitiva".
[4]Un conjunto institucional, un grupo de "especialistas" se pone en marcha, dispuesto a someter lo "anormal" a corrección. La punición tiene una función reparadora, que Alex pueda reinsertarse en la sociedad, que pueda "sanarse". La idea de la "cura" está aquí estrechamente vinculada a la posibilidad de "salvación". Tanto la escuela correctiva como el encierro en la cárcel tienen como meta la posibilidad de que Alex pueda "salvarse de sí mismo". Es importante remarcar esta idea, porque aquí aparece con fuerza el funcionamiento del poder pastoral[5] propio de las instituciones de la modernidad. El himno que los presos debían cantar en la prisión "Yo era una oveja descarriada. Yo no amaba el rebaño. Yo no amaba la voz de mi pastor. No podía estar bajo control", da muestras claras de esta voluntad de conducir, de gobernar, de volver "obediente", pero también de "salvar" al rebaño descarriado.Mas allá de la lógica y de los dispositivos que hacen al funcionamiento disciplinario, -por momentos ridiculizados- me interesa ahondar en la creencia que se sostiene alrededor de la posibilidad de eliminar la violencia. El sacerdote es quien más fuertemente aparece sosteniendo la idea de que los actos de violencia podrán evitarse con "buenos fundamentos", con "buenas razones". La desaparición de la violencia es una cuestión de "buenas conciencias", que será necesario formar, educar. De allí los "sermones" en la Iglesia, discursos que llaman a la obediencia a cambio de una precisa economía de premios y castigos. Rescato aquí la escena donde Alex afirma su interés por "El Gran Libro" (la Biblia), frente a un crédulo y satisfecho sacerdote, confiado en que -en términos de Peter Sloterdijk-, "una lectura adecuada amansa". Para este filósofo alemán es parte del credo mismo del humanismo el convencimiento de que "los hombres son animales sometidos a influencia", y que es por ello indispensable hacerles llegar el tipo correcto de influjos.[6]Las imágenes que conforman esta escena, y que muestran al espectador las sensaciones -violentas- que Alex experimenta mientras lee "El Gran Libro", ponen de manifiesto que "ningún discurso es liberador ni opresivo de por sí". Diríamos, y el film avanzará sobre esto, no es a base de leer la Biblia que Alex dejará de lado sus instintos agresivos. En este mismo registro Tomás Abraham nos recuerda que "la milenaria materia Instrucción cívica que hemos padecido en el secundario tampoco evitó la producción de un ciudadano torturador". No es pensando "correctamente", ni a partir de una educación entendida como "proyecto pastoral", parece, como se evita la violencia. Casi podríamos afirmar que cualquier intento de "prevención" de la violencia está destinado de antemano al fracaso.Además de la crítica al sistema carcelario -que aparece más como un medio de corrupción que como un espacio para el tratamiento correctivo-, la película avanza sosteniendo la idea de que los efectos de nuestra operación sobre las formas de la violencia se nos escapan. Nuevamente aquí es Abraham quien afirma que "la domesticación educadora también fue una prisión que soñó erradicar a la bestia del hombre, y en realidad no hizo mas que cultivar a un hombre bestia cuyas hazañas se vieron aumentadas con ciertas proezas del siglo XX".[7]
Siguiendo entonces con nuestra argumentación, podríamos preguntarnos ahora, quién se hará cargo del modelado del hombre, cuando parece -según nos dicen Sloterdijk y Abraham- que la pregunta ya no se puede plantear de manera competente en el marco de las teorías de la domesticación y de la educación, ya que "la coexistencia humana se ha instaurado sobre nuevos fundamentos".[8]¿Mediante que medios podrá amansarse un violento?. Es aquí donde se evidencia la impronta futurista del film. El quiebre en la lógica del encierro, -"arcaicos métodos de penalización" como los llamará el gobernador- da paso a otro modo de pensar el ejercicio del poder, y la posibilidad misma de corregir la violencia. Lo que no garantizaría un encierro de 14 años, se lograría con un tratamiento médico científico, sobre la base de drogas y una especie de saturación de imágenes violentas que recorren los horrores de la humanidad. El efecto de este tratamiento realizado por un grupo de científicos vinculados al gobierno, es que Alex, frente a sus impulsos de atacar o golpear sexualmente a alguien (impulsos que seguirían intactos), se encontraría imposibilitado -condicionado- corporalmente para actuar.El tratamiento "Ludovico" se adelantó treinta años a lo que reconocemos como un signo de nuestra época. Las discusiones sobre la biogenética y la farmacología, los debates sobre los riesgos y beneficios de las llamadas "medicinas del comportamiento", ocupan un lugar destacado en el escenario político y pedagógico actual. Muchos niños con problemas de disciplina, violentos o agresivos, son hoy "sedados" con Ritalina y así reintegrados a las aulas. Francis Fukuyama nos advierte que en un futuro cercano la propensión a la violencia podrá ser controlada genéticamente, que el hombre poseerá la tecnología que le permitirá criar gente menos violenta o gente curada de su propensión hacia la conducta criminal. Las discusiones sobre lo políticamente "correcto" en este debate son muchas y complejas de resolver; sin embargo, es claro que "Lo que alguna vez puede llegar a lograrse a través de la terapia genética ya está siendo posible por la neurofarmacología. La terapia con drogas difiere de la terapia genética en la medida en que sus efectos no son heredables, pero su impacto afecta el mismo plano fundamental del comportamiento humano".[9]
Del mismo modo en que actualmente se discuten los efectos de estas terapias con drogas, el tratamiento "Ludovico" desata la "sospecha" hacia ese estado de "bienestar" artificial, inducido, que tomaría el lugar de la curación, sin hacerse cargo del conflicto. El condicionamiento a base de drogas no ha curado a Alex de su propensión a la violencia, sólo lo ha inhabilitado biológicamente.
Uno de los principales críticos de la nueva "técnica" es el sacerdote, para quien la utilización del tratamiento violenta la misma idea de libertad humana. En franca oposición al tratamiento argumenta en el film que "No hay humanidad cuando el sujeto no puede decidir, no hay elección moral". Dos cuestiones me interesan remarcar en relación con esta afirmación. Lo que el sacerdote denuncia, es un proyecto que abandona la idea de "educar" al otro, por la de "fabricarlo"; casi al modo de Frankestein; de allí el nombre de la "naranja mecánica". Sabemos que no hay proyecto educativo del que esté ausente el ejercicio de una violencia, violencia simbólica necesaria para transformar al cachorro humano en un sujeto, pero siempre hay aquí un margen para la alteridad, para la diferencia. La manipulación médica, en este caso, no permite lo diferente. La ciencia quita toda posibilidad de elección. Como diría el mismo Doctor Frankestein, "quien no haya oído la llamada irresistible de la ciencia, no puede hacerse idea de su tiranía". No se trata aquí con sujetos sino con patologías, rasgo clave, por otro lado, de ciertas pedagogías "correctivas" a partir de las cuales la medicina fue penetrando el territorio pedagógico, convirtiéndola en discurso obsesionado por la curación, por el remedio.
Por otro lado, la discusión sobre la idea de libertad, no es otra cosa que la discusión misma sobre la construcción del sujeto. Esta es hoy una de las cuestiones claves alrededor de las "drogas del comportamiento". Algunos analistas piensan que medicamentos como el prozac o el viagra implican el fin del "sujeto", quien ya no se vería sometido al conflicto y al renunciamiento, ni se confrontaría con la ley del deseo. Las transformaciones en los dispositivos disciplinarios acompañarían así la producción de nuevas formas de subjetividad. El deseo humano, como nos explica Zerbino- tiene relaciones de articulación con la Ley, en tanto ésta sitúa la exigencia de renuncia al goce, necesaria para la constitución del lazo social. ¿Cuál es el cambio que se produce entonces cuando el deseo ya no se articula con el lugar de la Ley, sino que puede regularse farmacológicamente? Mario Zerbino nos advierte acerca de los peligros de estas drogas que actúan al modo de "supresores de síntomas" y que nos prometen un paraíso terrenal; "una sociedad sin síntomas, sería una sociedad sin violencia, según el criterio que sigue de la afirmación "muerto el perro se acabó la rabia". Sin embargo sería oportuno hacer notar, que en realidad, "muerto el perro se acabó el perro" (...)¿Cuáles serán las prácticas que nos permitan sustituir el silencio de los supresores de síntoma por la constitución de lazos sociales que posibiliten sostener las preguntas que cada síntoma nos propone?
[10]
La naranja mecánica nos introduce de lleno en nuestra actualidad, mostrándonos la continuidad histórica de los proyectos de perfectibilidad y mejoramiento de la vida. En este sentido el film es una muestra clara de cómo la neutralidad de la ciencia pretende eclipsar el lugar que hace posible la violencia política. Es interesante pensar cómo a lo largo del film la "verdad" se va construyendo en el interjuego entre la opinión pública y el gobierno, desde "La ciencia cura" hasta "El gobierno mata", con una serie de variantes intermedias. También es preocupantemente actual la idea de que un gobierno puede ser "reelecto" solo si logra garantizar -cualquiera sean los medios- una "política de orden y seguridad".
Si el libro de Burgess proponía un final "esperanzador" que Kubrick obvió al adaptarlo al lenguaje del cine -un final que mostraba a un Alex ya rehabilitado e incluido en la sociedad- no deja sin embargo el final de nuestra historia de tener cierta dosis de "optimismo" al mostrarnos que lo humano siempre se define por un rasgo de imprevisibilidad, que -por lo menos en el film-, el condicionamiento sobre la base de fármacos ¿no podrá dominar?
NOTAS
[1] Alex y sus amigos utilizan una jerga futurista llamada "Nadstat", creada por Burgess, el autor de la novela "La naranja mecánica" de la cual la película es una adaptación. "Drugos" parece significar "amigo" en esta lengua.
[2] Propongo prestar atención a las primeras escenas del film, ya que ponen de manifiesto una de las características de esta sociedad futura que es el rechazo hacia los "viejos". Las descripciones que Alex realiza, su repulsivo rechazo, la violencia y la persecución que junto a sus amigos ejercen sobre un grupo de ancianos recuerdan a la sociedad que describe Bioy Casares en el Diario de la guerra del cerdo. Este rasgo da cuenta de una "sociedad" quebrada. La discontinuidad generacional –condición necesaria para el avance y el progreso de la historia- se torna aquí "riesgo", la violencia ocupa el lugar del diálogo entre las generaciones.
[3] Algunas respuestas en relación a estas preguntas se encuentran trabajadas en Serra, S. (1998): Política, educación y adaptación. En: Sobre la inadaptación. Gomez Coll: Valencia.
[4] Foucault, M. (1989) Vigilar y castigar. Siglo XXI: México. Pag. 19
[5] En el análisis de la película ¡Arriba Hazaña! se explica con mas detenimiento el funcionamiento del dispositivo disciplinario, y la noción de poder pastoral asociada a este.
[6] Sloterdijk explica que solo podemos entender el humanismo a partir del conflicto, de la lucha entre los "medios" embrutecedores y domesticadores. La batalla tiene lugar entre los libros "humanizadores, apaciguadores y generadoras de sensatez", y el "deshumanizador, efervescente y exaltado magnetismo de sensaciones y embriaguez" que ejercían en la antigüedad los estadios. La hipótesis de Sloterdijk es que hoy el libro perderá nuevamente la batalla frente a poderes educativos como la televisión, las películas violentas y otros medios desinhibidores "si no surge una nueva cultura del cultivo propio que mitigue esa violencia". Reglas para el parque humano. Siruela: Madrid; 2000. Pag. 72.
[7] Abraham, T. (2002) El infinito y el punto. En: Pensamiento rápido. Sudamericana: Bs. As.
[8] Sloterdijk, P. Op. cit.
[9] Fukuyama, F. (2001) El último hombre en una botella. Revista Artefacto. Pensamientos sobre la técnica. Nº 4; Octubre.
[10] Zerbino, M. (2001) Los supresores de síntoma. En: Antelo, E: La escuela mas allá del bien y del mal. Amsafe: Rosario.
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Origen del título
Burgess mencionó que el título se deriva de una vieja expresión cockney (As queer as a clockwork orange, que podría traducirse como "tan raro como una naranja mecánica"), pero descubrió que otras personas encontraban nuevas interpretaciones para el título. Por ejemplo, hubo gente que creyó ver referencias a un antropoide (más precisamente a un orangután, pues la palabra orang es de origen malayo) mecánico. Hubo rumores que Burgess tuvo la intención de titular su libro originalmente como "A Clockwork Orang" y que tras una sobrecorrección terminó con el título con que le conocemos hoy. En su ensayo "Clockwork oranges", Burgess menciona que "este título sería ideal para una historia acerca de la aplicación de los principios pavlovianos o mecánicos a un organismo que, como una fruta, cuenta con color y dulzura". El título alude a las respuestas condicionadas del protagonista a las sensaciones de maldad, respuestas que coartan su libre albedrío.
Nadsat
El libro está escrito con abundancia de expresiones nadsat, una supuesta jerga adolescente basada en el idioma ruso. Burgess escribió que su libro, leído de forma sistemática, suponía un curso de ruso.
Argumento
Alex, el protagonista del libro, es un nadsat (adolescente) que, junto con sus amigos (drugos), se dedica a la violencia (palizas, abusos, violaciones y humillaciones de aquellos más débiles, y trifulcas con otros grupos de adolescentes), a las drogas y a la música de Ludwig van Beethoven.
En el transcurso de la narración, es encarcelado en una prisión brutal, y posteriormente es sometido a un tratamiento experimental (el tratamiento Ludovico), en el que se trata de condicionar su respuesta a la violencia, por la exposición a películas de video muy violentas mientras se le droga con sustancias que le producen efectos repulsivos. Accidentalmente, la música de los videos es de Beethoven, con lo que también se le asocia a un gran sufrimiento.
Al salir del programa, su vida ha quedado totalmente destruida. Sus padres le rechazan, sus antiguos compañeros de tropelías han sido contratados como fuerzas del orden, y una antigua víctima le secuestra, para torturarle por exposición a la novena sinfonía de Beethoven.
Inspiración del argumento
El libro se inspira en sucesos acaecidos en 1944 a la esposa del propio Burgess, cuando fue víctima de ataque y robo por parte de cuatro soldados estadounidenses en las calles londinenses. Dado que se encontraba embarazada, la paliza le provocó un aborto.
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LA NARANJA MECÁNICA
ANA CRISTINA ALONSO
ÍNDICE
Introducción.
A) La Naranja Mecánica, o como ser bueno a la fuerza.
B) Un tal Anthony Burgess.
B.1) La Naranja Mecánica.
B.2) Paréntesis educativo.
B.3) Vuelta a la Naranja Mecánica.
1) Aproximaciones disciplinarias al ámbito analizado.
1.A) La mirada socio-psicológica
1.B) La mirada antropológica y etológica.
1.C) La mirada semiótica y comunicológica.
2) Zumo de "Naranja Mecánica".
2.1) Alex y sus tres drugos.
2.2) Alex y lo "lo otro": Individuo frente a sociedad.
2.3) El "caldo de cultivo socio-cultural".
3) Conceptos clave.
3.1) Anomia.
3.2) Hiperindividualismo.
3.3) Aceleración.
4) Interpretaciones complementarias.
4.1) Emergencia de lo dionisiaco.
4.2) Moda y pasión por las apariencias.
5) Lugares, momentos y máscaras.
5.1) La dimensión espacial.
5.2) Los tiempos: de lo cotidiano a lo excepcional.
5.3) El aspecto: Máscaras y forma de reconocimiento.
6) Conclusiones: en busca de una identidad.
Bibliografía.
INTRODUCCIÓN
A)La naranja mecánica, o como ser bueno a la fuerza.
"Hola drugos:
¿Conocen la historia de Alex, el malchico ultraviolento que andaba con su banda pateando y crasteando vecos starrios y aplicándole el viejo unodós a las ptisas, siempre vestido a la última moda nadsat?
Video que abren los glasos llenos de asombro, lo que me llena de inquietud, porque pienso que tal vez no esté hablando con drugos verdaderos... así que de momento utilizaré un estilo más clásico y, en vez de un fantasioso relato de ciencia ficción, les contaré la historia real de Alejandro el Grande, mi novio.
Le decíamos "el Grande" por sus 123 kilos. El chico era simpático, como cualquiera que podía comprobarlo si lo encontraba en uno de los escasos momentos en los que no estaba comiendo. Sin embargo la familia llegó a la conclusión de que si seguía así nunca iba a encontrar novia. Así que el chico pasó por incontables médicos y nutricionistas, con la consiguiente colección de dietas de la más variada especie. Al final del recorrido pesaba 128 kilos.
Ya no se sabía qué hacer con el chico hasta que un médico sugirió la solución final: se trata de una técnica quirúrgica llamada "anillo gástrico" o "banda estomacal". Explicado en términos muy simples, se hace una operación, se le pone al chico el anillo para ceñir el estómago y reducir su tamaño. El médico dijo que era un procedimiento que se viene usando desde hace pocos años con mucho éxito.
El consejo familiar decidió que el chico tenía que operarse y así se hizo pese a sus reparos.
Hoy en día Alejandro pesa 85 kilos. No es un gran cisne, pero, comparándolo con su estado anterior, lo parece. Los primeros tiempos fueron duros. El chico quería comer como de costumbre, es decir, como una bestia, pero apenas tragaba unos bocados de más empezaba a vomitar. También tuvo mareos y más de una vez le encontramos desmayado en el piso, pero según el médico se trataba de "meros efectos indeseados". Ahora el chico está acostumbrado, sabe que no puede comer de más, aunque quiera. A veces hay algún que otro problema. El otro día tuve que echar a patadas a su primo, de 12 años, porque el desgraciado se pasaba frente al chico con una caja de bombones. No pude evitar que Alejandro llorara...
Bueno hecha esta necesaria aclaración y ahora que los noto recuperados del estupor provocado por mi extraño lenguaje del principio vuelvo a decirles:
¡Hola amigos!:
¿Conocen la historia de Alex, el muchacho ultraviolento que andaba con su banda pateando y robando a los viejos y fornicándose a las muchachas, siempre vestido a la última moda adolescente?
¿No?
¿Nunca han oído hablar de La Naranja Mecánica?...
¡Si hombre!... La película de Stanley Kubrick que está basada en la novela de Anthony Burgess.
Aja... bueno drugitos, es hora de explicar algunas cosas en las que utilizaré tanto las imágenes de la película como las páginas del libro (que añade un capítulo último que la película no muestra)."
B) Un tal Anthony Burgess.
Anthony Burgess, nacido en Manchester en 1917 y fallecido en 1993, es considerado como uno de los principales novelistas de lengua inglesa.
Comenzó a escribir "como una especie de hobby, porque sabía que no había posibilidad de ganar dinero con esa actividad".
Burgess renunció al catolicismo cuando tenía 16 años, pero esto no le procuró una gran satisfacción. Aunque estuvo convencido intelectualmente de que podía ser librepensador, emocionalmente siguió creyendo en el infierno y en la condenación, de alguna manera, hasta sus últimos días. Esto se pondrá de manifiesto en gran parte de su obra. La Naranja Mecánica no fue la excepción.
Su mayor ambición fue la de ser compositor, y cuando ingresó en la Universidad de Manchester, quería estudiar música, pero las pruebas de nivel no las superó con lo que tuvo que matricularse en lengua y literatura inglesas.
A diferencia de muchos contemporáneos suyos, no participó en política, aunque sí se alistó en el ejército británico, lo que supuso para él una etapa frustrante.
Se casó en 1942, estaba en Gibraltar cuando se enteró de que habían internado a su esposa en el hospital porque había sido asaltada por un grupo de desertores americanos que intentaron robarle y posteriormente golpearla hasta provocarle el aborto del hijo que esperaba. Con el tiempo Burgess superó su odio visceral que un primer momento sintió hacia todos los soldados americanos, pero el horror por la acción en sí misma, la violencia masculina gratuita contra una mujer indefensa, nunca disminuyó en su ánimo y fue volcada en una de las escenas más fuertes de La Naranja Mecánica; aquella en la que Alex y su banda golpean y violan a la esposa de un escritor.
Burgess se dedicó más tarde a la música y a la enseñanza en Malasia, pero una enfermedad cerebral le hizo volver a Inglaterra. Los doctores habían sido muy pesimistas, pero él no perdió las fuerzas de seguir viviendo y comenzó a escribir novelas.
Burgess fue un escritor prolífico y liberal. En su autobiografía contó la lucha, iniciada en su adolescencia, entre su conciencia y el sexo, en la que normalmente salía vencedor este último. La boda con su primera esposa no hizo cesar estos conflictos. Creía en el "amor libre" y tenía especial afición por la bebida.
Su esposa murió en 1968 y, aunque Burgess no pudo hacer mucho por aliviar sus últimas penalidades, siempre le quedó su residuo de culpa ante su muerte. Pocos meses después se casó con una condesa italiana que conocía desde hacía varios años.
B1. La naranja mecánica
-"Como ven ustedes, nuestro sujeto se siente impulsado hacia el mal. La intención de recurrir a la violencia aparece acompañada por hondos sentimientos de incomodidad física. Para aliviarlos, el sujeto tiene que pasar a una actitud diametralmente opuesta. ¿Alguna pregunta?
-El problema de la elección -dijo una golosa (voz) rica y profunda, y era el chaplino (sacerdote) de la cárcel-. En realidad, no tiene alternativa, ¿verdad? El interés propio, el temor al dolor físico lo llevaron a esa humillación grotesca. La insinceridad era evidente. Ya no es un malhechor. Tampoco es una criatura capaz de una elección moral.
-Esas son sutilezas -sonrió a medias el doctor Brodsky-. No nos interesan los motivos, la ética superior. Sólo queremos eliminar el delito...
-Y -agregó el ministro... aliviar la espantosa congestión de las prisiones...
Hubo mucha gorobada (conversación) y discusión, y yo estaba allí, hermanos, casi completamente ignorado por esos brachnos (bastardos) ignorantes, así que criché (grité):
-Yo, yo, yo. ¿Qué hay de mí? ¿Dónde entro en todo esto? ¿soy un animal o un perro?... ¿No soy más que una naranja mecánica?..."
En 1962 se publicó la que iba a convertirse en la novela más leída de Anthony Burgess, La Naranja Mecánica (A Clockwork orange), que en castellano podemos encontrar en la edición de la editorial Minotauro. Incluso antes de que S. Kubrick la adaptase al cine, fue su novela más popular, lo cual no satisfizo sobremanera al propio Burgess, que apreciaba más otros de sus trabajos. Es también una pesadilla de anticipación con implicaciones antiutópicas. Aunque se puede hacer una lectura de la obra como respuesta y rechazo de las primeras ideas del psicólogo B.F. Skinner, se sostiene que Burgess estuvo menos influido por las ideas de éste que por los informes que había leído sobre los métodos behavionistas que se utilizaban en los Estados Unidos para la "rehabilitación" de presidiarios, a fin de su inserción en la sociedad.
B2. Paréntesis educativo.
El "behaviorismo" o psicología del comportamiento es una corriente de la psicología desarrollada en EE.UU. a partir de los trabajos de J.B. Wastson (1878-1958) en la segunda década del s. xx. Es una reacción a la psicología centrada en el estudio del inconsciente y se limita a estudiar relaciones de estímulo-respuesta directamente verificables por procedimientos empíricos.
El behaviorismo continúa la dirección mecanicista en psicología y reduce los fenómenos psíquicos a meras reacciones del organismo. En la década de 1930, la teoría de Watson fue sustituida por varias teorías neobehavioristas conocidas con el nombre de teorías "de la condicionabilidad". Aplican la metodología de los "reflejos condicionados", pero hacen caso omiso del papel del cerebro en la conducta.
Los behavioristas intentan descubrir leyes científicas que permitan describir, predecir y explicar las relaciones entre estímulos y respuestas; su principal instrumento científico es la observación controlada de respuestas en el laboratorio. Con eso formulan las leyes (por ejemplo, leyes que predicen la frecuencia con que las ratas accionarían cierto dispositivo si se les recompensara con comida.)
Por su parte, Burrhus Frederic Skinner (1904-1990) fue un psicólogo estadounidense que llegó a ser el principal representante del conductismo en su país, escuela que pretende explicar el comportamiento humano y animal en términos de respuesta a diferentes estímulos. Creó la educación programada, una técnica de enseñanza en la que al alumno se le presentan de forma ordenada una serie de pequeñas unidades de información, cada una de las cuales debe ser aprendida antes de pasar a la siguiente, técnica que ha organizado una gran variedad de programas educativos. Skinner, desde sus postulados deterministas, defiende el condicionamiento controlado masivo (en lugar de la educación actual, que sería también un condicionamiento masivo, pero descontrolado), como medio de control de un orden social dirigido a la felicidad del individuo.
Skinner inventó muchos aparatos para conducir sus experimentos. El más notable es el que hasta hoy se llama "Caja de Skinner", que aunque tiene muchas variaciones, se compone de una cámara con un manipulador que puede ser una palanca, que el sujeto experimental (una rata, un mono, una paloma...) puede accionar. La operación está vinculada a otro dispositivo que reparte comida para recompensar positivamente o una corriente eléctrica para hacerlo negativamente. También inventó una "cuna" aislada, con temperatura controlada donde proponía que todos los bebés durmieran hasta los dos años. Sólo logró que su hija y un par de amigos la usaran.
En una buena parte de los sistemas educativos actuales se usa el modelo conductista: "Yo te digo algo, luego te pregunto y si me contestas lo que te dije, te recompenso positivamente y te apruebo. Si no me contestas lo que te dije, te recompensaré negativamente y te repruebo". Los programas de estudio basados en la concreción de determinados "objetivos" por parte de los alumnos también le deben lo suyo al conductismo.
B3. Vuelta a la naranja mecánica.
La novela está ambientada en una ciudad cualquiera, que puede estar en Europa Occidental o los EE.UU. Aunque muchos lectores puedan pensar que se estaba refiriendo a Norteamérica al abordar esa visión de futuro, parece que el autor se vio mucho más influido por su estancia en Leningrado en 1961. En aquel momento Rusia encabezaba la carrera espacial y las pandillas de jóvenes delincuentes se estaban convirtiendo en un verdadero dilema en las ciudades rusas. En aquella misma época la policía londinense tenía también sus problemas en el mismo sentido.
Alex, el narrador adolescente de esta historia, podía ser tanto Alexander como Alexei. Los nombres de sus compadres Dim (el Lerdo), Pete y Georgie, son también nombres ambiguos y sugieren tanto nombres rusos como ingleses. La historia, además, está narrada en una especie de dialecto o jerga juvenil fruto de una fusión cultural. Este lenguaje, invento del autor, se llama "nadsat", que significa "adolescente". La mayoría de los vocablos (pero no todos) de ese dialecto son rusos y Burgess los alteró para que pasaran razonablemente por palabras que pudiesen usar quinceañeros ingleses.
La obra posee una técnica literaria muy refinada y la preocupación de su autor ronda un plano hondamente filosófico. Burgess nos habla de un mundo donde los "malos" son científicamente privados de hacer el mal. El "Bien" se impone desde el gobierno. Hay un Estado que toma esta medida para lograr la "seguridad pública" y "el orden".
Alex y su banda roban, golpean y violan. Alex es tan feliz haciendo eso como escuchando música clásica, en especial las creaciones de su amado Ludwig Van Bethoven. Un buen día, Alex es apresado, justo después de matar a una anciana, y va a parar a la cárcel. Años después le ofrecen la inmediata libertad siempre que se someta a un novísimo tratamiento de rehabilitación: La técnica de Ludovico. Alex acepta gustoso y entonces empieza con el tratamiento, consiste en una inyección y en una sesión diaria de películas. Las películas no son relativas al Pato Donald sino que contienen escenas de extrema violencia. Alex está atado a una silla y tiene los párpados sujetos de tal modo que no puede dejar de ver. Al principio esto no le importa porque a este muchacho le encanta la violencia pero ya en la primera sesión, para su extrañeza, se empieza a sentir mal. En las sucesivas, llorará y gritará de dolor y pedirá que paren la proyección, pero no le van a hacer caso. Así siguen unos cuantos días. El resultado del tratamiento es que Alex no puede pensar ni en matar una mosca sin sentir malestar físico. Imaginarse golpeando a alguien lo parte en dos del dolor. Ahora está rehabilitado. Su cuerpo está "condicionado" de tal manera que, sencillamente, no puede hacer el mal. Como dijo el sacerdote de la cárcel en el diálogo que transcribimos más arriba, "ya no es un malhechor".
Más allá del extraordinario estilo literario, más allá de la interesantísima utilización de un dialecto inventado como es el nadsat, más allá de la sucesión de escenas de feroz violencia, éste es el eje de la novela: una sociedad que se desentiende del dilema ético y, por puras razones utilitarias, condiciona a las personas para que sigan determinada conducta. ¿Se acuerdan de lo del behavionismo y de Don Skinner?
En La Naranja Mecánica se ve un claro condicionamiento psíquico: "No me interesa que quieras o no quieras hacer el bien, tendrás que hacerlo".
"No me interesa que quieras comer menos o no: tendrás que hacerlo", la podrían haber dicho a mi novio Alejandro. Pero no se lo dijeron porque son palabras muy autoritarias.
1. APROXIMACIONES DISCIPLINARIAS AL ÁMBITO ANALIZADO.
Después de hacer una breve introducción a La Naranja Mecánica pretendo dejar claro que su tema principal es el de un fenómeno social al que denominamos "violencia urbana". Y analizo así tres sectores de conocimiento muy apropiados para analizar el tema.
1.A. La mirada sociopsicológica:
La mayor cantidad de literatura científica sobre los temas que nos ocupan procede, sin lugar a dudas, de estas dos disciplinas interesadas por las conductas humanas, tanto individuales como colectivas.
Por lo que concierne a la psicología, nos interesa la construcción compulsiva de identidad por parte de individuos con un claro déficit afectivo-racional. Desde principios del siglo XX, estos fenómenos se estudian atentamente, analizando tanto los entornos sociales (familia y otros grupos sociales de pertenencia) de los que esos individuos proceden, como los objetos (y sujetos) que se convierten en blanco de las respuestas agresivas y violentas.
De la psicología analítica, nos parecen provechosas y dignas de consideración las investigaciones sobre pulsiones destructivas que proceden tanto de la sociedad (el superego) como del inconsciente. Se conocen estudios muy interesantes sobre las personalidades gregarias fácilmente manipulables, y sobre el significado psíquico de la rebeldía y de la (auto)agresión.
En psicología social, encontramos el mayor número de microestudios, analítico descriptivos, sobre fenómenos violentos en agrupaciones juveniles. En todo caso, esos trabajos tienen marcadas características territoriales, que hacen que sus conducciones resulten poco generalizables. Metodológicamente, sin embargo, constituyen una buena fuente de información sobre las técnicas de investigación.
En sociología, al interés tradicional por los comportamientos "desviados" en la sociedad debemos una interesante discusión sobre los conceptos "norma", "regla" y "ley". El acierto más evidente de esos estudios es la reflexión sobre el concepto de "anomia", es decir la desintegración de las reglas, el debilitamiento peligroso de los vínculos sociales. Menos interesantes parecen los también clásicos análisis sobre clases y estratificaciones sociales, a los que recurría habitual y exclusivamente para explicar el comportamiento antisocial de determinados individuos o grupos.
En los últimos años se han desarrollado los estudios de corte más general, apuntando hacia conceptos similares aunque a veces de forma más contradictoria, como el de "individualismo de masas" y el de "sociedad neotribal". De esas interpretaciones globales, son importantes las aportaciones sobre la fiesta, el espectáculo y la sociedad lúdica, con sus tics estéticos y sus obsesiones comportamentales.
1.B. La mirada antropológica y etológica.
Este horizonte, aunque ya consolidado, garantiza una mayor capacidad interpretativa. Es importante considerar el concepto antropológico de "sociedad de los objetos", una sociedad en la que la relación entre sujetos, constitutiva de la época preindustrial, as ahora instrumental en función de la adquisición de objetos simbólicos. Se trata de identificar el consumo con nuestra sociedad, como su rasgo principal. De este modo hay una pérdida de valor de las relaciones interobjetivas, en beneficio de una representación simulativa de ciertas formas sociales que el individuo lleva a cabo utilizando la violencia, como afirmación de identidad, principalmente dentro de su grupo.
Podemos ver desde aquí la violencia como una ritualización, como un recurso sistemático y como un medio de autoafirmación.
Desde aquí podemos ver que las actitudes violentas en los pequeños grupos pueden ser analizadas por sus relaciones internas, sus jerarquías y las formas de interacción con lo externo, relaciones sólidamente conflictivas. La frecuencia de tales comportamientos y su similitud con el de otras especies animales nos aportan claves de lectura que pueden resultar útiles para nuestro estudio.
1.C. La mirada semiótica y comunicológica.
Las disciplinas semióticas, y las referidas a comunicación, prestan hoy en día una atención muy especial a la significación peculiar de una manera de expresarse, de actuar y de ataviarse de los grupos urbanos.
En una sociedad sometida a una emisión de información constante y masiva, una de las primeras operaciones que un grupo debe efectuar, de hecho, es dotarse de unos códigos expresivos específicos, que sean reconocibles, tanto de cara a la comunicación interna como de cara a la "galería", es decir, la sociedad externa.
Los estudios sobre comunicación y significación permiten profundizar en los discursos urbanos que son clave en la realidad del grupo. Y permiten también investigar la manera que tienen de atribuir sentido a sus acciones y a sus valores.
Dos ejemplos:
Ejemplo 1: La construcción de la identidad.
La aproximación semiótica nos ofrece la oportunidad de analizar una parte del problema: "Nosotros" es un término que representa el reconocimiento de una identidad colectiva, y sólo tiene sentido pleno cuando se opone a su contrario "ellos". Esto es, lo que no forma parte de nuestra identidad.
Podemos utilizar un cuadrado semiótico en terminología de Greimas para obtener las identidades posibles:
ELLOS -----------frente a -----------NOSOTROS
OTROS-----------frente a -----------NOSOTROS
Simplificando, la oposición nosotros/ellos es constitutiva de sociedades tradicionales, mientras que en las civilizaciones modernas se vive como una mezcla constante de familiaridad y extrañeza de YO y OTRO.
Cuando el "nosotros" es de tipo grupal, la relación se hace más estrecha, porque involucra a los sujetos de la relación (los "egos").
Al otro lado del esquema, en oposición, está el enemigo, o sea esa mezcla de individuos externos y extraños, Ellos y Otros.
Los problemas se generan, obviamente, cuando ese Otro empieza a convivir en el mismo territorio del Nosotros. Pero no hay que olvidar que esos grupos sólo tienen identidad si se oponen a un enemigo externo, razón por la que, si ese enemigo no está a mano, hay que encontrarlo. En el caso que a nosotros nos atañe hay una tendencia a que "nuestro grupo de ultraviolencia" se dedique a violar mujeres y a patear ancianos, es decir a bloques sociales (o "gremios" como las mujeres o la tercera edad), es decir no se persigue precisamente el color de una camiseta o los centímetros de pelo en la cabeza del otro como se podía dar en otros grupos violentos que se hallan en la sociedad.
Dicho sea de paso (más adelante volveremos sobre este tema), a raíz de este esquema queda claro cómo la individualidad (el Yo) se construye por oposición a los Otros y por identificación con un Nosotros: he aquí la lógica fundamental del grupo "tribal", esa doble operación muy marcada, de creación de diferencias (respecto a todos los "normales") y similitudes (con los demás miembros del grupo).
Ejemplo 2: La palabra gregaria de la acción.
En el caso que observamos de comportamiento violento de este grupo juvenil se presenta una significativa crisis de argumentación dialéctica que el autor de La Naranja Mecánica desarrolla muy bien, ya que se inventa un lenguaje: el nadsat. Este lenguaje aparece para determinar un empobrecimiento del lenguaje oficial que el grupo juvenil hace evidente en su cotidianidad.
2. ZUMO DE "NARANJA MECÁNICA"
Una vez esbozados tres puntos de vista o "miradas" desde los que podremos analizar el fenómeno de la violencia en las bandas juveniles que se hayan insertadas en la sociedad, vamos a ceñirnos, según esto, al relato de La Naranja Mecánica. Podemos decir que nuestro joven criminal protagonista después de desarrollar todo tipo de actividades violentas en compañía de tres compañeros termina creciendo unos años. La violencia acaba por aburrirlo y reconoce que es mejor emplear la energía humana en la creación que en la destrucción. La violencia sin sentido es una prerrogativa de juventud; rebosa energía pero le falta talento constructivo. Su dinamismo se ve forzado a manifestarse destrozando cabinas telefónicas, descarrilando trenes, robando coches y estrellándolos y destruir seres humanos. Sin embargo, llega un momento en que la violencia se convierte en algo juvenil y aburrido. Es la réplica de los estúpidos y los ignorantes. Nuestro joven siente de pronto una revelación, la necesidad de hacer algo en la vida, casarse, engendrar hijos, mantener la naranja del mundo girando en las "nucas de Bogo" o manos de Dios y quizás incluso crear algo, música por ejemplo, después de todo Mozart y Mendelssohn compusieron una música celestial en la adolescencia o nadsat, mientras que lo único que hacía nuestro héroe rasrecear y el viejo unodós-unodós. Es con una especie de vergüenza con lo que el chico recuerda ese pasado de destrucción.
Por definición el ser humano está dotado de libre albedrío y puede elegir entre el bien y el mal. Si sólo puede actuar bien o sólo puede actuar mal, no será más que una naranja mecánica, lo que quiere decir que en apariencia será un hermoso organismo con color y zumo, pero de hecho no será más que un juguete mecánico al que Dios o el Diablo (o el Todopoderoso del Estado, ya que está sustituyendo a los dos) le darán cuerda. Es tan inhumano ser del todo bueno como del todo malo, lo importante es la elección moral. La vida es sostenida gracias a la operación de entidades morales.
Desgraciadamente entre nosotros. Hay tanto pecado original que el mal nos parece atractivo.
De este modo, hay muchos adjetivos y descripciones de este fenómeno tales como "jóvenes violentos y conformistas" y "rebeldes románticos y enmascarada". Más allá del juicio de valor pretendo explicar ¿quiénes son, que piensan y cómo viven esos jóvenes que, como nuestro drugo Alex, se enrolan en pequeños grupos cuyo lema es (siempre) la provocación y el exceso, la violencia y la (auto)destrucción?
¿Qué caldo de cultivo sociocultural permite el surgimiento y la difusión de esos comportamientos y estilos existenciales?
2.1. Alex y sus tres drugos.
Atendiendo al relato que nos atañe podemos decir que en las grandes ciudades surgen grupos juveniles que, aunque no poseen formas muy estructuradas, proporcionan vivencias muy intensas a sus miembros.
El carácter de Alex, Pete, Georgie y el lerdo es muy variado y plural, pero suelen presentar algunos rasgos en común: su gusto por el disfraz, el vitalismo rebelde y una búsqueda de (auto)marginación de grupo social más amplio.
Justamente lo más llamativo de este grupo es su tendencia a situarse al margen de la rutina social y de lo que puede considerarse oficial en una cultura. En este sentido parecen oponerse abierta y violentamente al paradigma individualista que ha sido, de algún modo, el modelo dominante durante toda la modernidad. Pero por otro lado; como bien vemos en la figura de Alex, dentro del grupo existe el liderazgo, hay un sujeto LALL (Álex) que está inserto en un orden superior. Para ello recordamos un fragmento del capítulo 5: "(...) –Un momento- dije-. Pongamos clarito todo. Ese sarcasmo, si así puedo llamarlo, no les sienta bien, amiguitos míos. Quizás estuvieron jorobando a mis espaldas, haciendo algunos chistecitos y cosas por el estilo. Como para ustedes soy drugo y líder, tengo derecho a saber lo que pasa (...) No te ofendas Alex –dijo Pete-, la verdad, queremos que las cosas sean más democráticas y que no te pases diciendo lo que hay que hacer y lo que no. Pero sin ofenderte".
En este sentido observamos claramente el liderazgo de Alex, pero no se puede negar que también tienen intereses comunes y estrechan vínculos en valores específicos. Comparten experiencias y rituales: acuden al mismo bar, buscan peleas, toman la misma bebida, etc.
2.2 Alex y "lo otro": individuo frente a sociedad.
Como ha escrito Giddens, "el advenimiento de la modernidad separa paulatinamente el espacio del lugar al fomentar las relaciones entre los "ausentes" localizados a distancia de cualquier situación de interacción cara a cara. En las condiciones de la modernidad lo que estructura lo local no es simplemente eso que está en escena, sino que la "forma visible" de lo local encubre las distantes relaciones que determina la naturaleza".
A lo largo de La Naranja Mecánica vemos cómo poco a poco Alex va siendo desplazado o indirectamente autodesplazado por diversos motivos: sus amigos le abandonan y lo dejan en evidencia cuando atraca una casa; estos mismos amigos se hacen policías y haciendo uso de su autoridad le pegan una paliza justo después de haber pasado el tratamiento; sus padres tienen a un joven inquilino en casa que parece haber reemplazado el lugar de Alex, etc. Es una situación paradójica: el "locus", el lugar, lo que era el espacio propio y cercano se ve invadido por mensajes, mercancías y circunstancias que vienen de fuera. Poco a poco, a Alex lo que le era cercano se le aparece como lejano. Como consecuencia de esto, su identidad no está localizada geográficamente, aparece entonces un espacio abstracto, neutral, donde Alex es incapaz de encontrar una identidad verdadera, ¿qué hacer entonces?
De esta manera, la sociedad moderna empuja con fuerza los valores del individualismo y del éxito del individuo y de su núcleo familiar. Tocqueville explicó el fenómeno como "un sentimiento apacible que induce a cada ciudadano a aislarse de la masa de sus semejantes y a mantenerse con su familia y sus amigos; de suerte que después de formar una pequeña sociedad para su uso particular, abandona así la grande". (La Democracia en América. Pág. 89)
Pero nuestro amigo Alex una vez que es traicionado por sus amigos y manipulado por las diversas instituciones sociales está aislado tanto física como mentalmente, y siente como una privación y un daño a la innata tendencia comunitaria de la persona. Siendo Alex "curado" por el experimento científico y "reinsertado" en la sociedad de nuevo, vemos como todo se vuelve en su contra y nos hace pasar por una situación angustiosa que llama la atención: ¿Qué ha sido del chico ultraviolento? ¿Es el individuo (Alex) el juguete roto de la sociedad (e instituciones)?
2.3. El "caldo de cultivo" socio-cultural:
La novela de La Naranja Mecánica es publicada en 1962 y la película es producida unos años más tarde por Stanley Kubrick, quien no recibió todas las congratulaciones por parte del autor. No obstante vemos en ella un ambiente futurista no sólo en la estética (las pelucas de la madre de Alex, el diseño del bar al que acudían, etc.) sino en el panorama urbano que representa: las personas que conforman la sociedad que se representan dentro de la novela y las escenas cinematográficas, tales como la mujer del novelista (que es violada) o como la anciana de la casa de los gatos (a donde van a atracar); conocen la violencia, saben que existe y por eso tienen miedo a abrir la puerta de su casa.
Todo esto, en parte, a mi modo de ver es una consecuencia de la pérdida de valor del espacio local y su asunción en una problemática global. De aquí que el fenómeno tenga que entenderse como una de las condiciones de la vida urbana contemporánea: el predominio del consumo, de la moda, del espectáculo y de la comunicación, y todo ello en un ambiente cada vez más tecnologizado e informatizado.

3. CONCEPTOS CLAVE.
Tras estos apartados voy a desarrollar una serie de conceptos que están presentes o se dejan ver bajo el relato de La Naranja Mecánica.
3.1. Anomia
En el capítulo siete del libro tenemos un fragmento importante en el que Alex, después de todas sus "hazañas", asegura conocer la ley:
"-No diré un solo y solitario slovo (palabra) si no viene mi abogado –les grité- Conozco la ley, bastardos. –Por supuesto todos largaron una gronca smecada (fuerte risotada) al oírme, y el militso (policía) de las estrellas me miró y dijo:
Muy bien, muchachos, comenzaremos demostrándole que nosotros también conocemos la ley, pero conocerla no es suficiente."
Este fragmento corresponde al capítulo en el que Alex es detenido y aunque parezca irónico, nuestro delincuente afirma conocer la ley. Cabría ahora preguntarnos si Alex y sus amigos desafían a la ley o viven en la anomia.
Podemos decir que el término ‘anomia’ recoge una idea fundamental para la comprensión básica del fenómeno de la violencia juvenil que aquí nos corresponde. La anomia es un concepto sociológico de larga tradición, y significa etimológicamente "a-nomós", ausencia de reglas, normas, consecuentemente, inobservancia de las leyes. Se expresa mediante manifestaciones de desorden que reflejan crisis de valores: esto es, caducidad de los viejos valores e inexistencia de los nuevos. Todo esto significa que en un contexto urbano en el que se manifiesta una oferta plural de bienes materiales y culturales, se genera fácilmente irritación y frustración entre quienes no tienen esos medios –no sólo económicos sino también simbólicos- para alcanzar dichos bienes. La reacción puede ser de tipo anómico, como en actos de vandalismo y de violencia presuntamente gratuita.
Del mismo modo, podemos constatar como en las grandes urbes los delincuentes profesionales organizan sus golpes calculando sus ventajas e inconvenientes.
Por el contrario, las expresiones juveniles, como las que cuenta nuestro adolescente, parecen lanzarse a operaciones improvisadas (o escasamente programadas), sin un gran conocimiento de los lugares, de las consecuencias y con una aparente desproporción entre riesgos y beneficios.
Las malvadas aventuras de Alex son entonces una exhibición del gusto por el no sentido; es una anomia entendida como actuación, sobre todo, improductiva y valorada como un gesto de despilfarro agresivo, algo que expresa un cierto vitalismo reivindicativo, una espontaneidad inventiva que juega con los límites tanto éticos como legales de la sociedad.
Alex verdaderamente conoce la ley, su actuación violenta no deja de ser un juego, un modo de identidad, una serie de impulsos anómicos, se olvida de que la ley está fuera de su microcosmos de violencia y (auto)destrucción y no repara nunca en despilfarrar su propia vida.
3.2. Hiperindividualismo
La sociedad moderna es la gran responsable del triunfo del individuo, verdadero rey mimado y venerado por todos los aparatos oficiales de la sociedad, tanto en el ámbito político (las "derechas del individuo") y filosófico (la racionalidad del individuo) como (y sobre todo) en el económico que consagra el mercado como el ámbito donde ese individuo se ha transformado en un sujeto de deseos y necesidades continuas, cuya satisfacción persigue irremediablemente.
Teniendo esto en cuenta, he seleccionado un fragmento del capítulo 5 de la segunda parte que se relaciona muy bien con el concepto que aquí explicamos:
"Bueno, hermanos, lo que él había escrito era una cosa muy larga y dolorida, y mientras la leía yo lo sentía mucho por el pobre málchico y gorobaba de sus sufrimientos y de cómo el gobierno le había carcomido la voluntad, y de que todos los viudos no debían permitir que un gobierno tan perverso y podrido gobernase de nuevo, y entonces, claro comprendía que ese pobre y dolido málchico era nada menos que Vuestro Humilde Narrador".
Aquí Alex se encuentra en casa de un miembro de la oposición del gobierno justo después de haber sido sometido al experimento de curación. De lo que Alex no se da cuenta es que ese hombre es el viudo de una mujer a la que él mismo violó y asesinó ante sus ojos. Este escrito es una estrategia de la oposición para condenar la violencia urbana, el experimento científico (LUDOVICO) y desprestigiar al gobierno que mande.
Teniendo en cuenta estas observaciones aparentemente se da a entender que cada sujeto es dueño y señor de su propia existencia, a la que puede conducir como mejor le apetezca en virtud de un soberano derecho individual, no obstante es sólo apariencia, ya que como bien se ve en los capítulos de la novela las diversas instituciones no dejan de hacer publicidad y de dirigirse personalizadamente a ese individuo y finalmente terminan exaltando a ese individuo soberano, que a pesar de todo queda como autosuficiente y al que le es ofrecido un universo al alcance directo de sus sentidos.
Desde este punto de vista, la sociedad, las instituciones y los medios en general forman parte de un proceso que empuja al aislamiento hiperindividualista y provoca una saturación producida por esos discursos sociales que resultan excesivos y prolíficos. Pero hay que dejar de pensar que esto se debe a que el habitante de la gran urbe, en este caso el joven que representa su vertiente más dinámica, ha decidido utilizar su potencial de sociabilidad de la forma convencional (la violencia) y en franca oposición respecto a la cultura oficial y dominante.
3.3. Aceleración.
-"Seguro que a la noche no tendrás nada, sí -dijo P.R. Deltoid. La noche es el gran momento, ¿cierto muchacho Alex? Siéntate dijo., siéntate, siéntate -como si aquí fuera su domo y yo su invitado. Y se acomodó en la mecedora de mi eme y empezó a mecerse como si hubiera venido solo a eso."
Este fragmento pertenece al capítulo 4 de la primera parte. P.R. Deltoid es el asesor post-correccional, visita a Alex y controla la trayectoria de su conducta. No cabe duda de que P.R. Deltoid forma parte de ese grupo que rinde culto mítico a la juventud dentro de la cultura de masas, se preocupa y trabaja para que Alex y los que son como él mejoren su conducta y sigan un buen camino. Por un lado, se postula al joven como el individuo mejor dotado para aprovechar el ritmo acelerado de la autora: quien es capaz de más energía y, en consecuencia, de adquirir la experiencia más intensa. Por otro paradójicamente no deja de celebrarse la idea de que lo que más pronto pasa es la juventud, como si la forma del soporte -el joven- tuviera que adecuarse a su propia sustancia.
Se trata de un mito que además de euforizar banalmente a los jóvenes contesta y pacifica al mundo de los adultos, ya que a través de él estos alcanzan a considerar a la juventud como un periodo fugaz e intranscendente al que no hay que dar demasiada importancia.
Pero es también un mito que empuja a la juventud a endurecerse y aumentar su dosis de combatividad y rebeldía porque se siente cada vez más celosa de sus ideas y su propia autonomía.
La aceleración a la que se hace referencia es un fenómeno mental que permite al joven una serie de proyecciones simbólicas.
4. INTERPRETACIONES COMPLEMENTARIAS
4.1. Emergencia de lo dionisiaco
Desde un punto de vista complementario, el espíritu metropolitano, forzosamente ordenado y racionalista, ha favorecido los agrupamientos contractualistas según normas, reglas y convenios generalmente explícitos; es decir, unas estructuras de socialidad rígidamente programadas por la instancia productiva, lo cual ha sofocado generalmente el componente lúdico, dionisiaco y emocional que todas las sociedades poseen pero que por su propia fluidez y desestructuración son poco resistentes a los envites de las fuerzas contractuales.
Sin embargo, la energía psicosocial basada en unos criterios empáticos y ligada a la dimensión no contractual ni productiva de la sociedad no ha desaparecido sencillamente, sino que se ha canalizado a través de determinadas ocasiones festivas. El propio sistema productivo ha "presentido" la necesidad de provocar una mayor comunión de emociones intensas, las famosas "válvulas de escape" de la afortunada metáfora de la máquina.
En los últimos años, dentro de las sociedades urbanas avanzadas se ha ido estableciendo una dialéctica constante en el campo de la diversión, y en general en el de la vida asociativa, entre lo institucional y lo espontáneo, entre los marcos oficiales y los eventos improvisados.
En todo caso, a la pasividad e hiperreceptividad a las que la sociedad clásica de consumo sometía al individuo, y a la irradiación de mensajes y consignas oficiales, se ha ido oponiendo, sobre todo en el ámbito juvenil, un frente fragmentado de resistencia y prácticas alternativas. Una disponibilidad al contacto y a la sensación compartida que utiliza todos los canales que se le ofrezca, o que es capaz de inventarse, adueñándose de temas musicales (La Novena, de Ludwin Van Bettovhen) o incluso de manifestaciones políticas o religiosas más bien, en el caso que nos atañe (recuerdan las imágenes cinematográficas donde Alex soñaba con la crucifixión y él era el mismo Jesucristo), en donde la acción y la búsqueda de violencia están por encima de cualquier reivindicación ideológica.
Escuchar a Bettovhen, practicar el viejo uno-dós, unodós a las pollitas vestidas a la última moda nadsat o pritear (beber) velocet con el viejo moloco (drogas con leche) son expresiones todas ellas ampliamente presentes en el escenario urbano que se dibuja en el relato. Y todas ellas atestiguan algo palpable, una microexpresión de eventos con un fuerte componente físico.
Desde este punto de vista, es muy representativo el hecho del diseño triunfante del "Bar Moloco" al que acuden Alex y sus tres drugos (se ve muy bien caracterizado en la película), tiene una estructura en la que triunfan las líneas frías y limpias, de luces asépticas y espacios pensados para la imagen más que para el cuerpo, es un ámbito dedicado a la celebración del estereotipo nadsat y moderno.
Llama la atención la pasión por la velocidad representada en el momento en que nuestra pandilla toma un coche y se dirige a una casa para realizar una noche de ultraviolencia, esta pasión parece desinhibir una fisicalidad anhelada, ese espíritu materializador que es capaz de proporcionar al individuo un baño euforizante de humanidad.
El reverso de esa euforia está constituido por los enemigos, no sólo los militsos (policías) sino con otros grupos como el de Billyboy y sus drugos al que se cree y se desea desaparecer. Esa agresividad contra el otro al mismo tiempo que necesidad de contacto y encuentro. Es el gusto por una violencia que proporciona en una perspectiva de lo inmediato y de lo racional la sensación del calor, la pasión y la adrenalina.
4.2. Moda y pasión por las apariencias.
En el capítulo 1 se hace una descripción sobre el atuendo que debe ser comentada: "Los cuatro estábamos vestidos a la última moda, que en estos tiempos era un par de pantalones de malla muy ajustada, y el viejo molde de la jalea, como le decíamos entonces, bien apretado a la entrepierna, bajo la nalga, cosa de protegerlo, y además con una especie de dibujo que se podía videar bastante bien si se le daba cierta luz, el mío era una araña, Pete tenía una ruca (es decir una mano), Georgie una flor muy vistosa y el pobre y viejo Lerdo una cosa bastante fiera con un litso (payaso). (...) Además llevábamos chaquetas cortas y ajustadas a la cintura, sin solapas, con esos hombros muy abultados que eran una especie de parodia de los verdaderos hombros anchos. Además hermanos míos, usábamos esas corbatas de blanco sucio que parecían de puré o cantófilos aplastados, como si les hubieran hecho una especie de dibujo con el tenedor. Llevábamos el pelo no demasiado largo, y calzábamos botas joroschós para patear."
A partir de aquí, podemos hacer una primera observación sobre el proceso de civilización occidental que ha llevado a la sociedad a aprender a proyectar (y adorar) sus cuerpos en miles de superficies y pantallas: desde las aguas del lago mítico de Narciso a los espejos sofisticados del palacio de Versalles...
De forma paralela, los medios de comunicación, de meros transmisores, se han hecho difusores y amplificadores de tendencias estéticas modas y modelos.
Está claro que el cuidado del cuerpo se realiza más por el aspecto que por la salud, o incluso mejor dicho, incluso la salud se transforma esencialmente en el aspecto (no olvidemos cuando Alex está hospitalizado y se lamenta de su aspecto o de lo horrible que era la última moda de la cárcel).
En el relato vemos como la juventud, el look y la armonía corresponden con las negativas: violencia, conflicto y muerte. Pero en nuestro relato aparece como un todo, un microcosmos dentro del macrocosmos, una forma de vida que se exhibe ante el resto de la sociedad.
La apariencia, el aspecto y la identidad están unidos en nuestra historia por los episodios de violencia y se tratan, en principio, de dar autenticidad al grupo, es un rasgo que les sirve para diferenciarse de los demás. Pero no olvidemos que el aspecto no es nada más que la representación para el Otro: se intenta expresar el odio, el desorden, el desprecio... En definitiva, para Alex y sus tres drugos se trata de cabalgar en un difícil equilibrio entre apariencia y autenticidad. Un equilibrio entre cómo hay que vestir y cómo hay que ser.
5. LUGARES, MOMENTOS Y MÁSCARAS.
Presentados los actores, ahora debemos tratar de averiguar su modo de existencia y cuáles son las bases de su discurso. Partiendo de la idea de un discurso social, cualquiera, se estructura y se hace manifiesto (se figuratiza, en términos semióticos) a través de tres instancias básicas: el espacio, el tiempo y el aspecto de los actores.
El espacio y el tiempo se estructuran y organizan como ámbitos de afirmación de la identidad de nuestros jóvenes personajes sobre las que proyectan y constituyen la personalidad individual y grupal.
Por una parte vemos como el espacio ocupado físicamente por la pandilla adquiere a sus ejes un valor especialmente importante, acompañándose, muchas veces, de un sentimiento de "posesión o conquista" del territorio. A modo de metonimia, el territorio es la expresión del grupo.
El tiempo, por su parte, adquiere una solemnidad especial: se euforiza, se carga de "tensividad", y de intensidad.
Parece que el tiempo en el que Alex cuente sus hazañas es diferente al normal, adquiere relieve y profundidad.
Por lo que concierne al aspecto, el estilo de la máscara (y la máscara del estilo, desde luego) representa un rasgo fundamental de la identidad, mucho más que un mero medio de expresión o de la funcionalidad instrumental.
5.1. La dimensión espacial
El grupo de Alex y sus tres drugos intenta, como es natural, adaptarse al contexto urbano (vemos en el relato descripciones de calles, lugares, etc.) recortándose diferentes espacios simbólicos adecuados a las siguientes funciones expresivas:
1. De "pertenencia": "Los lugares especiales a los que pertenezco y por eso me pertenecen". Puntos de referencia territorial para todos los miembros del grupo como el bar Moloco que representa un lugar especial y que suscita un especial sentimiento de posesión, pero también un lugar seguro: ahí pueden beber leche con drogas (que aún no está prohibida su venta a menores) y alcohol.
2. De "representación": "Los lugares en los que "me represento" (a mí mismo y a los demás) como miembro del grupo, similar a los demás miembros pero distinto a la vez". Se trata del lugar en el que se exhibe el aspecto más superficial, espectacular, de la identidad, a través de la máscara. Aquél en el que se luce el uniforme más completo y por ello el más representativo.
Esos espacios a diferencia de los primeros son territorios de la colectividad y de los que se toma posesión; como ejemplo en el relato estaría el bar Duque de Nueva York donde Alex cuenta que hay mujeres mayores de las que él se ríe.
3. De "actuación". "Los lugares en donde se persiguen los objetivos lúdicos y/o existenciales del grupo". Son espacios que pueden coincidir con los anteriores ya que el territorio de la "actuación" puede ser también el de la representación de la identidad.
Aquí podemos aludir a las casas particulares a donde nuestro pequeño grupo acude a robar y todo lo que esto puede implicar. Así como la calle pública donde siempre hay ancianos a los que patear.
5.2. Los tiempos: de lo cotidiano a lo excepcional.
Lo "cotidiano" es un tiempo "muerto", es lo que transcurre entre dos eventos significativos. Vemos esto en la novela, cuando un plan no sale bien o no es aceptado por todo el grupo, Alex se retira a casa a la espera de un acontecimiento, bien sea un fin de semana (que en nuestra novela no hay esa distinción) o una ocasión especial. Por eso nuestros miembros preparan con inquietud, imaginando incluso sueñan con noches de ultraviolencia significativas, algo que supere la anomia que genera el anonimato.
Aparece así una realidad mítica de existencia positiva y densa, dramatizada por la existencia positiva y densa, dramatizada por la resistencia de fuertes oposiciones entre buenos y malos, héroes y antihéroes. Con estas alusiones míticas que Alex representa en sus sueños, pretende llevarlo a la realidad siendo él mismo el héroe. Se trata de la distinción ‘Kronos’ que sería lo cotidiano y los ‘Kairos’ que sería lo oportuno, la noche de ultraviolencia en la que Alex y sus amigos serían los héroes impartiendo violencia y esparciendo el maravilloso líquido crobo (sangre).
5.3. El aspecto. Máscaras y formas de reconocimiento
"Nos pusimos las máscaras: unas cosas nuevas realmente joroschós, lo que se dice bien hechas. Eran caras de personajes históricos (te decían el nombre cuando las comprabas); la mía era Disraelí, la de Pete representaba a Elvis Presley, Georgie tenía a Enrique VIII y el pobre y viejo Lerdo andaba con un veco poeta llamado Pebe Shellay; eran disfraces auténticos, con pelo y todo (...)"
Este pasaje pertenece al capítulo 1, es la puesta en escena del atuendo de los chicos para una noche de verdadera violencia.
Desde aquí podemos resaltar la importancia de las formas de reconocimiento y de la apariencia y de los conflictos que éstas pueden suscitar estriba en el hecho de que el grupo es una forma de separación de lo normal. Ser Alex o cualquiera de sus amigos es expresar el rechazo a toda forma normal de vida y representar una rebeldía estética. De este modo, los atuendos, uniformes, armas, utensilios de pelea y apariencias externas constituyen índices de extrañamiento y separación: exhiben notoriamente la lejanía entre el grupo y la sociedad convencional.
En la descripción del relato, el atuendo puede ser considerado como un disfraz, como una máscara: quien lo lleva es y no es lo que muestra, y el juego entre las dos identidades (la declarada y la ocultada) suele volver más audaz al sujeto, lo hace "persona". "Máscara" en latín era un sinónimo de persona.
6. CONCLUSIONES. EN BUSCA DE UNA IDENTIDAD.
He analizado la novela, contando su tema, sus argumentos y analizando su forma y contenido, pero he querido centrarme en el fenómeno de la violencia manifestado en el joven adolescente Alex que junto con sus tres amigos experimentan, viven y enfocan su vida a través de la violencia.
Queda claro, si nos atenemos al capítulo 21, que se trata de un simple aunque cruel, episodio de juventud. Se trata de no vivir con la violencia sino de representarla en un espacio y tiempo determinados con un disfraz característico que sería la última noche adolescente o nadsat.
Por eso, una vez más he de tratar a la identidad como un ítem temático para poder construir una visión no negativa de la violencia como representación.
Considero que se trata de un análisis estético frente al ético, pero ya sabemos que tanto la sociedad como las instituciones aborrecen la violencia y como bien sabemos Alex es castigado y manipulado de una forma casi tan aberrante como lo habrían sido sus hazañas juveniles.
De este modo partiendo de un desprecio a la violencia desde el punto de vista ético, he querido analizar el fenómeno como algo estético y para ello ha sido imprescindible tomar a la violencia como una manera que tiene el individuo para identificarse consigo mismo y romper con la sociedad. El mismo Alex pretende ser un estereotipo, más allá de su familia, de la sociedad y de sus "pacientes" amigos, pero nos damos cuenta de que esto es un corto periodo de "ilusoria omnipotencia". Creo que finalmente consigue ser un estereotipo, pero no como él pretendía: con la violencia, sino siendo el muñeco manipulado de la sociedad e instituciones.
El significado de identidad es algo difícil de definir por su complejidad, pero lo que en estas páginas pretende esbozar se puede entender como la concepción que el sujeto construye en determinadas fases de su experiencia, sobre todo en aquel tipo de ocasiones (nuevas, diversas, de ruptura, de paso) que imponen una estructuración de los esquemas de conocimiento y aprendizaje en relación a los nuevos acontecimientos en curso.
Los compañeros de Alex logran escaparse del "grupo de ultraviolencia" mucho antes que él por una suerte de circunstancias, por lo que ya podía haber sido considerado todo el engranaje violento como algo temporal, pasajero y de juventud. Pero Alex tiene la mala suerte de ser capturado y apresado y sometido a un duro tratamiento que acaba por incitarle al suicidio. Años más tarde vemos como todo esto pasa y termina por aburrirle la violencia y pretende formar parte de la sociedad, es decir, pretende caminar hacia el "bien"...
Por esta razón, por la justificación de que la violencia era pasajera y no era más que una etapa juvenil, me pareció muy interesante el caso de nuestro "joven y humilde narrador" porque si atendemos a lo que el autor pretende transmitir termina por hacernos gracia y por despertar en nosotros, los lectores, un sentimiento de compasión. Aunque muchos no puedan olvidar la cruel escena de la primera parte, donde Alex viola a la mujer del escritor de La Naranja Mecánica ante sus propios ojos. Se trata de la escena -que como bien se retrata en el film- que más puede herir la sensibilidad ética y moral de cualquier espectador. Pero estéticamente vemos en ella la máxima exaltación de la crueldad y violencia que es armonizado por la melodía de Cantando bajo la lluvia, que aunque pretende dar un toque de suavidad lo que hace es endurecer todavía más la acción. Es realmente impresionante.
BIBLIOGRAFÍA:
La Naranja Mecánica, Antony Burgess. Ed. Minotauro, Mayo de 2002 (última edición).
Tribus Urbanas, Pere-Oriol Costa y otros. Ed. Paidos. Barcelona, 1996.
Rebeldía de la Máscara, Bollon, P. Madrid. Ed. Espasa,1991.
Violencia y Política, Michaud, I. Madrid, Ruedo Ibérico, 1980.
Cultura y compromiso. El mensaje de la nueva generación, Mead, M. Barcelona, 1997.
La Transparencia del Mal, Braudillard, J. Ed. Anagrama. Barcelona, 1991.
Juegos, Modas y Masas, Yonnet, P. Ed. Gedisa. Barcelona, 1992.